18/08/2020

Ante el inicio de los ensayos de la temporada, que arranca el 4 de septiembre, el director de la Ópera de Oviedo, Celestino Varela, hace una reflexión sobre la lírica y su importancia en la ciudad

Más de cuatro siglos de ópera demuestran una capacidad de resistencia sin igual a pesar de las dificultades. La próxima semana comenzaremos en Oviedo, tras muchas semanas de intenso trabajo, los ensayos de la temporada número 73, la segunda más antigua de España después de la del Liceu de Barcelona y una de las principales señas de identidad de la cultura ovetense y asturiana. La actividad operística que se desarrolla en Asturias, y que alcanza cada año –no lo hará éste- alrededor de 30.000 espectadores, es conocida y apreciada internacionalmente y conlleva una proyección de la gran capacidad de gestión de muchas personas a lo largo de los años y del gran apoyo que siempre recibió por parte de las instituciones, empresas asturianas y de su gran público. Todos ellos han hecho de la lírica en nuestra ciudad, y de todo lo que forma parte de ella y la hace posible, un bien patrimonial que es necesario, hoy más que nunca, proteger y cuidar.

Diferentes circunstancias parecen poner en peligro cada cierto tiempo y de manera global la pervivencia de la ópera, un arte que parece siempre en crisis. Aunque lo cierto es que cada vez concita a un mayor número de aficionados y cada vez todos los teatros y temporadas se esfuerzan por ampliar sus programas y actividades de alcance social. La situación que estamos viviendo provocará sin duda un nuevo cambio de paradigma, como en todos los sectores de la sociedad. La pandemia por supuesto no nos puede ser ajena y la organización de la “nueva normalidad” está siendo especialmente manifiesta en los eventos culturales y, dentro de ellos, en los que habitualmente se llevan a cabo en lugares cerrados.

Y es de justicia señalar que la crisis sanitaria está demostrando las grandes dosis de solidaridad de nuestros artistas y de los teatros líricos españoles. Artistas, la esencia de nuestra actividad, que en su gran mayoría han pasado y están pasando por los momentos más difíciles de su carrera. Son cantantes líricos de primera línea, codiciados en los mejores circuitos y teatros a nivel internacional. Y Oviedo, gracias a su tradición lírica, es cantera de grandes profesionales que engrandecen el nombre de su ciudad allá donde viajan, viven y trabajan. Son ellos, los artistas, quienes nos ayudaron durante el confinamiento, a todos los teatros y festivales españoles, a poner a disposición del público centenares de contenidos y de recursos de gran calidad que demuestran que somos poseedores de un archivo de espectáculos de enorme calidad artística. Un verdadero tesoro documental. El nuestro, desde hace tantos años, es historia viva de Oviedo.

Muchos de estos artistas se entregaron además a la creación de nuevos contenidos, conciertos, charlas y recitales – gratuitos- a través de las redes sociales para mantener el contacto con su público, para animar en los momentos más difíciles. Para ayudar. Las conexiones tecnológicas y esta capacidad de comunicación digital no llegarán a suplir sin embargo la emoción de las artes en vivo. La enorme satisfacción de entrar al teatro, ¡y no digamos si hablamos del Teatro Campoamor! y sentir su enorme magia. El espectáculo más global y completo que ha generado hasta el momento la humanidad, el arte de todas las artes, ha sido concebido para disfrutarse en vivo.

Pienso en la enorme fortuna de que una ciudad de poco más de 200.000 habitantes como la nuestra sea conocida por todos como ‘la Viena del Norte’, algo que seguramente podrá servir de aportación, como contrapartida además al enorme respaldo siempre recibido, en esa magnífica idea de convertir a Oviedo en Ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Si la situación lo permite, la temporada de ópera 2020/2021 será una de las primeras del país en levantar el telón tras meses de enorme esfuerzo por parte de todo el equipo para hacerlo de una manera disciplinada y aplicando los máximos protocolos de seguridad.

Queremos que los teatros sean espacios totalmente seguros y que el reencuentro sea lo emocionante que todos esperamos. Sabemos hacerlo, y con la implicación de todos seguro que lo conseguimos. Debemos dar visibilidad y seguir apostando por la aportación cultural, social y económica de la actividad lírica en Oviedo y en Asturias. A su historia, su larga trayectoria y tradición, su fama que rebasa fronteras. El inicio de los ensayos es una buena señal para empezar a mirar poco a poco hacia delante, con la máxima cautela que nos exige el momento. Pero también con la máxima ilusión. Nosotros estaremos a la altura y entre todos superaremos este nuevo reto para la ópera.

Celestino Varela, director general de la Ópera de Oviedo